Las discusiones que se desatan a raíz de la palabra género han cobrado popularidad
y menciones en nuestro país. Con el paso del tiempo se han hecho más presentes,
como también más debatidas, las figuras que conforman el espectro de lo que antes
se consideraba sólo masculino y femenino. Ha sido a través de la lucha por la
inclusión, los derechos humanos, la búsqueda de la igualdad y sin duda alguna, la
expansión en el uso de las redes de comunicación social, así como el internet, quienes
han permitido poner en debate el rumbo que toman nuestro país y el mundo en esta
materia.
¿Qué es el género?
La Organización Mundial de la Salud (WHO por sus siglas en inglés) define el término
como:
“los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos
que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres.”
Esto quiere decir que son todas aquellas características distintas al sexo de un individuo que moldean su comportamiento, además que establecen la percepción que
generan tanto social, como laboral, cultural o religiosa, identificándolo ante otros individuos como hombre o mujer. Por ejemplo: la forma en que vestimos determina en
cual de los dos espectros estamos, lo mismo ocurre con nuestras tareas, formas de
expresión etc.
En la lucha por garantizar una vida de no discriminación se busca que el género no
determine tajantemente la forma en que un individuo debe vestir, posar, actuar o
incluso laborar. ¿Por qué es así? Sencillo, una mujer no puede verse limitada a realizar
sólo cierto tipo de deportes, por ejemplo, por el hecho de haber nacido con ese sexo.
Lo mismo ocurre con un hombre que no puede vestir de color rosa porque su sociedad
no se lo permite.
Lo que busca el “género” como tal es identificar las gamas sociales en las que se pueden
desenvolver un hombre y una mujer para etiquetarlas y poder trabajar sobre ellas, tristemente
debemos recordar que cuando algo no tiene nombre simplemente no existe. Generar
cambios reales, que permeen a nivel social parte desde la premisa de quienes componemos
a estos grupos para posteriormente legislar en la materia y se rompan ciertos círculos
viciosos que postergan y ralentizan nuestro avance hacia comunidades más igualitarias o
con menos tabús.
Roles de género
Dentro del plano psicológico, cuando hablamos de género podemos articular tres elementos
básicos que lo conforman. El primero de ellos corresponde a la asignación de un género, que
no es más que la asignación de un papel al momento del nacimiento y que está
directamente marcado por los genitales con que se nace.
El segundo de los elementos es
nombrado identidad de género y tiene que ver con la idea socio-afectiva en la que las
personas se identifican a sí mismas como miembros de uno de los géneros,
independientemente de los genitales con que se les haya identificado. El tercero de los
elementos (el más importante en propósito del texto) es identificado como “rol de género” y
tiene que ver con la apropiación de conductas dentro de los espectros de un género u otro.
Los roles de género según Expansión corresponden a un conjunto de comportamientos que
se consideran adecuados en una persona tomando en cuenta si el individuo es hombre o
mujer; además de que describen que hace cada uno de ellos, los lugares que ocupan en
nuestras sociedades y determinan cual es su participación en el reparto de los recursos, así
como los resultados de esto.
Muchas de las cuestiones que se discuten y por las que se luchan en la actualidad tienen
que ver con la manera en que asumimos que debe ser el actuar entre hombres y mujeres,
parte de estos comportamientos que creemos son de un género u otro han levantado debate
e incluso han puesto en pie mejoras a nuestra ley para que se cambien en aras de crear
ambientes menos hostiles para ella, con acceso a mayores oportunidades y una vida con
más bienestar.
¿Qué se conoce como igualdad sustantiva?
Todos sabemos, que en el deber-ser, todos gozamos de los mismos derechos por haber
nacido humanos. Somos acreedores a un paquete de garantías que nos acercan a una vida
decorosa, armónica, pero sobre todo, nos llevan directamente a una vida de bienestar y
plenitud. Sin embargo, la balanza no siempre ha estado inclinada hacia el beneficio a las
mujeres. No es una noticia del día que ellas han visto mermado su desarrollo en diversas
áreas como el económic, el sexual, el político o hasta el social porque por mucho tiempo el
sistema se pensó para y por los hombres.
La Igualdad Sustantiva es definida, según el artículo 5 de la Ley General para la Igualdad
entre hombres y Mujeres, como:
“el acceso al mismo trato y oportunidades para el reconocimiento, goce o ejercicio de los
derechos humanos y las libertades fundamentales”
Es decir, hombres y muejres debemos tener acceso a los mismos derechos y oportunidades
sin que nuestro sexo defina si ese acceso se vuelve una realidad de lo cotidiano, más allá de
haber sido planteado en nuestras leyes. Para nuestros gobernantes y las instituciones no sólo
es obigación plasmar estas garantías en las normas que nos rigene en el día a día, sino que
a través de las acciones pertinentes tienen que asegurar que estas se cumplan, se ejecuten
y además que a razón de su planteamiento e aspire a mejorarlas, abriendo las puertas a que
la población aporte a través de su derecho a la libertad de expresión aquellas ideas en pro de
la mejoría en el afianzamiento de sus derechos.
El estado tiene la obligación de advertir las condiciones actuales y futuras de nuestro actuar
en sociedad, para legislar con una visión de futuro para proponer mejoras, garantizar que las
condiciones sean equitativas y el terreno esté parejo para todos, además de preveer posibles
situaciones que desestabilicen el crecimiento u obstaculicen el desarrollo pleno de hombres
y mujeres.
¿Cuál es la relación entre los roles de género y la igualdad?
Pareciera que cuando hablamos de igualdad nos limitamos a asumir que hombres y mujeres
somos vistos como pares, que no hay diferencias entre nosotros. La realidad dista de dicha
afirmación, es más que notorio que hombres y mujeres no somos entes completamente
iguales; nuestro cuerpo, ideas y conceptos son muy diferentes. La complejidad de la
igualdad de derechos radica en dar “un trato igual, a los desiguales”.
Pudimos analizar ya una serie de conceptos que nos adentran en temas de actualidad,
temas presentes en las discusiones del día a día; que aunque son razonablemente hablados,
no siempre son del todo entendidos. Todos tenemos conceptos distintos de como se debe
llevar la masculinidad y el feminismo hoy en día, pero existe un común denominador en
nuestro discurso, aceptamos que las condiciones no tienen ni deben ser las mismas a las que
se nos sometía hace 10 o 30 años. La sociedad ha avanzado y por complicada que resulte la
tarea, todos estamos inmersos en la busqueda de mejores condiciones; de aquí se
desprende el camino real hacia una sociedad más igualitaria.
En la actualidad todos conocemos a una mujer que haya decidido no tener hijos, a un
hombre que se dedica completa o parcialmente a las labores del hogar, una familia en la que
el padre no es la cabeza o sustento, mujeres divorciadas, padres solteros, empresarias,
etcétera. El dinamismo con el que vivimos hoy por hoy no sólo ha abierto la puerta que
modifiquemos nuestras estructuras o las formas en dque desempeñabamos nuestras
actividades, ahora nos planteamos si lo hicimos bien todo este tiempo y por supuesto,
¿estaremos llevando el mejor de los rumbos?
Anteriormente existían, como ya se mencionó, ideas muy marcadas y un tanto arcaícas de el
cómo debían hacerse las cosas o qué debíamos hacer si fuimos nacidos hombres o mujeres.
Desde la forma de vestir, hablar o la carrera profesional en la que se decidía desempeñarse;
todo estaba dividivo en actividades propias de los hombres como genero dominante y de
mujeres como el sexo “débil”.
La rapidez con la que se mueven nuestros entornos ha exigido que hagamos cambios
necesarios para mantener sociedades mucho más flexibles. En México, por ejemplo, se han
modificado las leyes para formentar e incluso obligar a las muejres a ser participes de la vida
política dentroy fuera de sus comunidades. Una actividad reciente pero necesaria,
contemplando que su inclusión a la vida electoralno ha llegado ni siquiera a los primeros 100
años de su logro.
Se han contemplado modificaciones para que las proporciones de hombres y muejres
candidatos a puestos de gobiernos, o bien, aquellos que colaboran en nuestras instituciones
sean proporcionales en un 50 %. Esto ha traído enormes beneficios a las administraciones
gubernamentales pues, garantizar la escucha y contemplar las necesidades de todos es una
de las primisas de una vida en democracia.
Quebrantar aquellos estereotipos que impedían a las mujeres de nuestro México
desempeñarse en tareas que se estilaban para hombres es sin duda uno de los retos más
importanes de nuestra cultura como mexicanos, el arraigo a una ideología que ya no es
funcional retrasa nuestro avance hacia comunidades más justas y equitativas. El objetivo no
es vernos a todos como iguales ante la ley, pero por encima de eso, propiciar ambientes
donde la equidad sea el común denominador.