A propósito de los movimientos que se han generado alrededor de la mujer en su rol
como miembro activo de una sociedad cada vez más consciente, se han estudiado los
factores que mayor injerencia tienen en el cambio social del que estamos siendo
participes. Ya no es una noticia que las mujeres se han visto, por mucho tiempo, en
desventaja real frente a los hombres. El panorama para ellas no ha sido el más sencillo
y es que, por mucho tiempo, tanto las leyes como la forma en que estas se planteaban
no contemplaban la opinión de la mujer como eje central, sino que terminaban siendo
arrastradas hacia un sistema que no las hacía participes de él.
La historia de la mujer como víctima de opresión a manos de la propia sociedad en la
que habitan incluye desde la desventaja económica hasta la explotación en el hogar.
Los retos a los que se enfrentan no son muy distintos a los que tal vez se enfrentaron
las mujeres de hace algunos ayeres, sin embargo, las circunstancias a las que
hacemos frente hoy por hoy, los maximizan.
Existen áreas de nuestro devenir social en las que se requiere atención inmediata, de
estas se desprenden posibles situaciones que vulneran las condiciones de bienestar a
las que, en el deber ser, tendrían acceso las mujeres:
Economía
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres la brecha existente en materia
económica entre hombres y mujeres es muy grande. Son ellas quienes más bajos
salarios perciben a razón de sus actividades, además de trabajar jornadas más largas
dentro de sus empleos, a las que se les agrega una “segunda jornada” que se da en el
hogar.
Los derechos laborales tampoco son los mismos, la tendencia existe que los hombres
obtienen mejores prestaciones derivadas de sus actividades como asalariados. Todo
esto se ve mejor representado en los puntos que a continuación se presentan:
• La tasa de participación económica de las mujeres se posiciona en un 44 %; lo que
se traduce en un 33 % menos que la de los hombres.
• Las mujeres indígenas alcanzan apenas un 20 % de involucramiento en la economía
de nuestras sociedades, derivada de sus usos y costumbres, así como la arraigada
cultura de discriminación que aún hoy en día afecta a nuestra sociedad.
• Del total de las mujeres que laboran en México, el 53 % de ellas carece de
prestaciones sociales.
• El 17.5 % del PIB nacional corresponde al trabajo no remunerado de las mujeres; los
hombres suman apenas un 5.8 % de este rango.
Discriminación y violencia
Las tasas de incidencias en las que las mujeres se ven involucradas por haber sido
violentadas o bien, haber padecido un acto de discriminación, se han disparado
enormemente en lo que va de los últimos años. Sea porque el tema ahora es más
evidente, porque nuestra capacidad de denunciar los actos ha crecido o porque cada
vez nos convertimos en una sociedad más consciente de nuestras áreas de
oportunidad; esto no deja de ser alarmante pues la situación para ellas pareciera no
tener mejoría.
En México existen diversos estadísticos que muestran el panorama actual para las
mujeres en esta área; el Instituto Nacional de Estadística y Geografía emite cada año
un reporte en el que destaca los principales puntos a contemplar a fin de aplicarlos
tanto en la planeación como en ejecución de estrategias que impacten
favorablemente en el combate a esta problemática.
• De la población en México, un aproximado al 59 % estima que las mujeres padecen
discriminación por género.
• Del total de personas que son discriminadas en México, las mujeres se encuentran
por debajo de las personas con discapacidades, acumulando un total de 13 % de las
denuncias recibidas.
• El grupo social con más propensión a sufrir algún tipo de violencia corresponde al
sector de las mujeres, en las áreas urbanas con un aproximado al 69 %.
• De las mujeres que abarcan los rangos de edad entre 25 y 34 años, un total de 70.1 %
han sido afectadas por algún tipo de violencia.
Educación
La educación no es una de las áreas que queden exentas de mejoras respecto de la
lucha contra la inequidad a la que las mujeres han sido sometidas. Las diferencias
existentes en el área educativa han creado rezagos importantes que no sólo las
afectan como individuales, sino que propician un circulo vicioso respecto del desarrollo
social. Entendemos que, con mujeres menos educadas, las posibilidades de
crecimiento cultural, social o económico se ven considerablemente limitadas también
dentro de sus núcleos más cercanos.
• De cada 100 mujeres en México, 10 de ellas no tienen ningún grado de escolaridad;
cifra que contrasta con la de los hombres pues sólo 7 de ellos no alcanzaron ningún
tipo de estudios.
• El 60.2 % de las mujeres indígenas en México son analfabetas; aunque en este rubro
la población es de mujeres es menor al 70.9 % de hombres, los resultados alarman
pues el rezago educativo sigue siendo enorme.
• De las mujeres de 15 años y más, el 46 % de ellas no ha logrado concluir un nivel de
educación básica.
El gobierno en sus esfuerzos por garantizar igualdad sustantiva entre la población
mexicana ha creado mecanismos que combatan la desigualdad y acerquen a las
mujeres a las instituciones para que puedan ser atendidas. Actualmente en nuestro
país opera el programa Mujeres Transformando México, el cuál busca reconocer y
reivindicar los logros de las mujeres en nuestras comunidades, pero, sobre todo, dar
visibilidad a las enormes diferencias que tienen lugar en el ejercicio de derechos entre
hombres y mujeres.